
Seel posee un nutrido currículum sobre dos ruedas. En él, destaca el haber terminado el Dakar 2003 pese a haberse fracturado la mano durante la cuarta etapa, y un gran número de dolorosas caídas que en muchas ocasiones la han dejado en el hospital.
Aún así, esta sueca recordará siempre la etapa que unía las localidades de Neuquén y San Rafael, ya que esta se convirtió en una verdadera pesadilla en el kilómetros 350 de la especial, donde sufrió una fuerte caída que casi la deja fuera de competencia.
"Me caí, y a partir de entonces el día ha sido infernal para mí. Tenía el casco destrozado, me sangraba la nariz y la boca y, sobre todo, la moto había quedado en un estado lamentable", relató la piloto de dilatada carrera deportiva.
"El cable del freno estaba bloqueado en la rueda delantera, el tapabarro estaba totalmente destruido, así que lo quité, y el manillar estaba completamente torcido. Cuando he empezado el tramo de dunas, no conseguía manejar la moto como es debido, porque soy muy pequeña, así que quité el sillín y lo dejé allí", continuó en su relato la sueca.
De ahí para adelante, Seel debió vivir lo peor del Dakar para los motociclistas en reiteradas ocasiones: "¡Me habré caído como mínimo un centenar de veces!", comentó.
Para peor, luego llegó una fuerte lluvia, que incluso tuvo granizos, situación que empeoró la condición de Seel. "Cuando la vi (la lluvia), he pensado que todo dependía de mi actitud. Me he acordado del Dakar 2002, y me he preguntado cómo pude acabar entonces. Recordarlo me ha ayudado a pensar ‘si lo conseguiste entonces, tienes que salir de ésta’".
Aún así, esta destacada piloto dejó pasar todo lo anterior, y concluyó asegurando que "lo que más me sorprendió, es que por primera vez en el Dakar he tenido que llevar un casco de repuesto".
ep
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