
En el kilómetro 2 de la especial del día, resultaba fundamental no dejar la lengua colgando. Un terrible surco ha lanzado por los aires a unos quince pilotos de motos. Concretamente dos de ellos han tenido que soportar un terrible dolor. La primera víctima, Christian Califano, que está bien acostumbrado a golpes duros, se ha hecho un corte de dos centímetros en la lengua, en su primera participación en el Dakar. Suficiente para callar un poco al locuaz jugador de rugby francés que aún así pudo balbucear: “¡Los jugadores de rugby franceses deberían pasar por el Dakar para saber lo que es sufrir!”. Algunas horas más tarde, a otro recién llegado del rally le pasaba tres cuartos de lo mismo. El francés Patrick Jacquemin nos comenta: “He sufrido durante toda la especial. En un momento dado, un grupo de argentinas guapísimas me han dado agua y me llamaban “el francés”. Después de ver mi lengua ya no les he parecido tan atractivo…”.
La moto pequeña, cada vez más alto en la clasificación

Desde hace varios años, cada vez son más los pilotos que optan por la 450 cc para disputar el Dakar. Este año, 92 pilotos se han inscrito con “pequeñas” cilindradas, lo que equivale a más del 40% del total de motoristas presentes en la salida en Buenos Aires. Desdeñadas por su falta de fiabilidad durante mucho tiempo, las 450 cc han gozado últimamente de la atención del conjunto de los fabricantes, que han logrado conciliar la ligereza y la capacidad de maniobra con la solidez. Los mejores pilotos en esta categoría ya han dado muestras de gran competitividad al más alto nivel. El ejemplo más claro es el de David Frétigné que ocupa el cuarto puesto en la clasificación general al final de la segunda etapa.
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