
El terreno mantiene sus características y las multiplica: las piedras vuelven el camino mucho más peligroso, en conjunto con la vegetación de la zona. En la especial de velocidad no será fácil mantener un ritmo constante, ya que la imprevisibilidad que supone el desierto y el paso por los característicos lechos de ríos secos condiciona a los participantes.
La posibilidad de cometer errores aumenta, de la mano de las chances de quedar afuera. La concentración de los navegantes para minimizar riesgos y hacer eficiente el tránsito por el área serán determinantes, para evitar desaciertos que compliquen las cosas.
El tramo abarcará 426 kilómetros de enlace, iniciando desde la Quebrada Rugiente hasta poco más del límite interprovincial; una vez cruzada la frontera arrancan los 326 kilómetros de velocidad a fondo, que culminarán cerca del Parque Nacional Talampaya para luego enlazar desde allí hasta la ciudad de Chilecito.
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