(30/12/08)-El Dakar siempre es duro, crudo, extremadamente. Da igual si las especiales recorren la arena planchada de una playa, un cinturón de dunas afiladas, una planicie repleta de hierba de camello o hay que vadear ríos secos. Pero si a todas estas tachuelas se le suma la altitud, el mapa de dificultades se llena de borrones. Y en esta edición experimental, que recorrerá territorios desconocidos para una caravana que sale por vez primera de África, la altura es un mal endémico que puede dar un golpe de efecto a la carrera.Hay quienes afirman que los problemas de aclimatación a la altura pueden surgir a partir de los 3.000 metros, pero en el caso de los deportistas de elite, cuyo sobreesfuerzo requiere más empuje cardiaco y una mayor calidad del oxígeno, el problema aparece antes, a poco más de 2.000 metros. Y en este Dakar suramericano, hay unos 1.000 kilómetros que flirtean con esas cotas. En estas cumbres, el organismo no produce el oxígeno necesario para rendir como a nivel del mar y se produce lo que se conoce como hipoxia. El oxígeno que se respira no entra en la sangre como debiera y esa carencia produce hiperventilación, fatiga y un incremento de las pulsaciones.
Aclimatación en alturaLa única manera de evitar estos síntomas es la aclimatación en altura. Por eso, muchos de los participantes en esta competición que está a punto de iniciarse han empleado sus últimas semanas a preparar su cuerpo contra este mal de montaña tan característico en los alpinistas.
No será tan riguroso como en los montañeros —con ascensiones muy superiores—, como explica Carlos Sainz, "porque no hay tanta elevación", pero sí matiza que, en competición, "con el corazón acelerado, el calor, la presión y la concentración, se puede llegar a pasar mal". Por eso el madrileño se colgó de algunas paredes como un escalador hace algunas semanas en Suiza. "Se pasa mal, no creas", comentaba hace unos días el piloto de Volkswagen.Para Isidre Esteve, que regresa al Dakar después del accidente de moto en Almería que le costó una paraplejia, no hay aclimatación que valga. "Yo no he preparado nada. Pero yo no voy a ganar el Dakar", exclama el piloto de SsangYong. Su remedio es más casero que médico. "Yo voy a ir casi de paseo, con tranquilidad". Un antídoto aconsejable en una prueba donde es fácil perder los nervios y hasta la cabeza.
Coma, como RaúlSus ex rivales del equipo Repsol sí se han curtido a conciencia. Previendo las dificultades para que los músculos reaccionen igual a 3.000 metros, Marc Coma decidió dormir en una cámara hipóxica durante algunos días. Una buena forma de simular la carencia de oxígeno (algo que ya utilizó Raúl, el futbolista del Real Madrid para mejorar su rendimiento físico). Su compañero en el equipo Repsol KTM, Jordi Viladoms, también ha optado por adaptarse a la altitud usando durante sus entrenamientos una máscara en la que la entrada de oxígeno está limitada.
Pero lo normal entre los participantes es realiza trabajo aeróbico para mejorar la resistencia. Esto es jogging o mountain bike. Todos los pilotos han completado buenas sesiones de estos deportes en altura, como Nani Roma y el equipo Mitsubishi Repsol.Y los coches también sufren. A unos 3.000 metros, Sainz estima que la pérdida de potencia puede ser de un 25 por ciento respecto al nivel del mar. Más acusado en el caso de los motores turbodiésel.
AP
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