07.12.07-La FIA eliminó ayer el último obstáculo que separaba a Fernando Alonso de regresar a Renault. El Consejo Mundial reunido en Mónaco decidió declarar culpable a la escudería de quebrantar el artículo 151c (atentar contra la imagen de la F-1), pero no le impuso sanción alguna, económica ni técnica. Como a McLaren en la primera vista por espionaje. Este último era el mayor temor del asturiano, que no estaba dispuesto a enfrentarse a un coche lastrado por una investigación de la FIA, o, incluso, una merma de puntos. El bicampeón firmará por dos años, con la posibilidad de marcharse en el segundo si las cosas no funcionan, una puerta abierta a Ferrari.
El anuncio es inminente. El plan establecido es para el próximo lunes, la fecha que tiene disponible en su agenda el presidente Carlos Ghosn, pero podría adelantarse incluso a la jornada de hoy. Algo más complejo por su coincidencia con la gala de la FIA en Mónaco.
El retorno a la escudería francesa no era en un principio la opción que más le gustaba al ovetense, dispuesto a respirar el aire fresco que para su carrera deportiva hubiera supuesto competir con Red Bull. La amistad con Paul Monaghan, su jefe de ingeniería, le hizo pensar en esa opción. Algo que mantuvo vivo hasta que conoció al detalle el despliegue técnico del equipo. Analizó sus prestaciones, mejores que las del R27 en la última parte del año, y lamentó su pésima fiabilidad (14 abandonos).
Otros detalles, como el túnel de viento fuera de la sede del equipo, también jugaron en contra de la alternativa austriaca. Por último, su dueño Dietrich Mateschitz, tampoco estaba dispuesto a ofrecerle las condiciones contractuales abiertas que Fernando perseguía. Sobre todo porque para ello debía pagar la salida de uno de sus actuales pilotos, Coulthard o Webber. Demasiado esfuerzo para que su estrella volara tan pronto.
A finales de la semana pasada Alonso ya sabía que Renault era su primera opción y Toyota, la alternativa. Sobre todo porque Flavio Briatore logró convencer a Carlos Ghosn para que se olvidara de las tres temporadas y aumentar la oferta económica hasta superar los 20 millones de euros anuales, algo más acorde con un campeón del mundo. En su primera reunión, a mediados de noviembre, la oferta giraba en torno a los diez millones, bajísima para su caché. Además, a la estrella ovetense no le importa tener que soportar de nuevo a Pat Symonds y tragarse algunos de los sapos que le hicieron marcharse de Renault, a cambio de tener la opción más competitiva.
Es decir, el matrimonio con la escudería francesa ha sido tremendamente más complejo de lo que sus defensores pudieran creer. Y no se hubiera producido tampoco si no llega a aparecer la inyección económica del multimillonario mexicano Carlos Slim. Cerrada el pasado 15 de noviembre y con la única condición de tener a Nelsinho Piquet en el equipo. Él será su compañero. Ese dinero compensa la pérdida de Mild Seven, otro de los problemas que lastraban el regreso al equipo galo.
Toyota era una segunda bala en caso de sanción de la FIA, pero ésta no se ha producido. Hace dos semanas Flavio Briatore ya aseguraba a sus amistades que Max Mosley, el presidente del máximo organimo, le había dicho que no sería sancionado. El carpetazo de los asuntos de espionaje estaba listo. Y, gracias a él, Alonso regresará a Renault.
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