
El evento era el primero al que asistía Loeb desde que se proclamó el pasado fin de semana tetracampeón. Kovalainen también tuvo que viajar a Francia a la carrera tras participar el martes en la primera jornada de entrenamientos en Jerez. Pero el motivo merecía la pena. Los tres pilotos gastaron gran parte de la mañana en conocer a fondo el nuevo coche al que se iban a enfrentar. Loeb ejerció de maestro de ceremonias con el finlandés, y posteriormente actuó también como copiloto en los primeros compases de la prueba con el world rally car de Citroën. Como buen nórdico, Kova no desentonó en absoluto, y disfrutó de lo lindo emulando a sus compatriotas Gronholm o Hirvonen. "Sólo me había subido a un coche como éste de copiloto. Las sensaciones son totalmente diferentes a las de un Fórmula 1, pero lo he disfrutado al máximo. He aprendido mucho con las explicaciones de Dani y Sebastien", explicó el finlandés.
Más tarde llegó el plato fuerte. En el circuito estaba todo listo para que los dos pilotos de Citroën probaran la sensación de subirse a un Fórmula 1. No fueron muchas vueltas, y Sordo se quedó con ganas de más. En cualquier caso ambos demostraron que su destreza al volante serviría también en los grandes premios. Un buen regalo de Navidad anticipado
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