09.07.2013,-Primero fue Mikkelsen (vídeo); después Ogier (vídeo); y, por último, Latvala. El reciente vencedor del Acrópolis se encargó de poner el punto y final a la batería de ensayos que completó Volkswagen a finales de la pasada semana en las carreteras de la ribera del Mosela, para comenzar, con un mes y medio de antelación -a quien madruga, dios le ayuda, pensarán también los germanos-, los preparativos de la que será la primera prueba de asfalto propiamente dicha para el Polo R WRC, el Rallye de Alemania, el de casa.
Al igual que Ogier, Latvala estuvo rodando en condiciones de seco con la unidad de tests del Polo R WRC -parrilla de faros en ristre- sobre las carreteras próximas a Trier que nacen de la localidad de Brauneberg: una amalgama de largas rectas a fondo y zonas más estrechas y ratoneras, con horquillas y cruces en mitad del frondoso bosque o entremedias de los verdes viñedos que miran al río.
A tenor de los resultados logrados por Latvala en los últimos rallyes de asfalto que corrió con Ford, y valorando el estado anímico que le han reportado sus últimas actuaciones con Volkswagen, probablemente los ojos azules del finlandés estén mirando ya desde la distancia -al menos de forma figurada- el podio de la Porta Nigra
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